Sé que debes estar tan cansada de oír,
sé que vengo a y no paso de darte
tantas promesas que
acepto no haber logrado cumplir.
Sé que debes de estar hastiada de mí,
con mil ganas de querer explotar
y lo puedo entender; yo en tu lugar
también me hubiese escapado de aquí.
Pero, mi fiel corazón, permíteme.
Permíteme esta vez mencionar
las que me tengo, todas y una a una,
esas mil novecientas noventa razones,
esas mil novecientas noventa maneras
que puedo llegarme yo a inventar
para dejarte muy claro este amor.
Permíteme esta vez mencionar
las que me tengo, todas y una a una,
esas mil novecientas noventa razones,
esas mil novecientas noventa maneras
que puedo buscar para alcanzar,
para ganarme de nuevo el perdón.
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