Como debía, dejé en la mesa tus migas,
abandoné tus grandes carencias y faltas;
dejé de esperar a que algo naciera en ti,
lo poco que dabas y no pude sentir.
Me despedí y al fin me fui de aquí,
me fui por la puerta de atrás;
sin decir de nuevo adiós, partí,
sin miedo a enfrentar mi soledad.
Me diste, directo al corazón,
nada, tú, nada a mí entregaste;
acabaste con todas las aves,
todo lo que traía mi amor.
¿Y qué diablos pasó
con eso que fuimos un día?
¿por qué sembraste dolor?
Me diste, directo al corazón,
nada, tú, nada a mí entregaste;
acabaste con todas las aves,
todo lo que traía mi amor.
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