Debo confesar
las cosas que inicié el día que
nuestras pupilas se pudieron conocer,
el día cuando como ellas
el amor no dejó de crecer.
Comencé a cantar en la ducha
la canción que aquella vez sonaba;
cambié mi dieta para agregar
tus tostadas y el café que
tú tanto amas en las mañanas.
Pasé de entender a celebrar
tus repentinos cambios de humor,
aquel carácter que te hace especial;
amé los gustos en común, y aún más
las diferencias que
no hacen más que complementar:
Este fiel sentir,
esta entrega incondicional,
esto que va de mí para ti,
esto que va de ti para mí.
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