Tomaste como un juego más
dejarme una falacia al día
durante toda la vida que
contigo a mi pesar compartía.
Por más que esperé
nada llegó desde cielo;
con cada y todas las cosas que,
de ti para mí,
yo a Dios le pedía,
solo él sabe que pasaría.
Te aprovechaste tú
de mi excesiva confianza,
de mi andar siempre a ciegas.
Sabías cuanto a mí me costaba
cargar ya con mis pies que
solo llevaban absurda esperanza.
Deja un comentario