Gran realidad divina,
gustosa y cruda verdad,
fue súbito e inopinado
el suceso de darme;
me embaucaron tus ojos,
esta sed de ir tras tu ser.
Me enamoré
con tersa y roja locura de ti;
hoy caí, inflexible
esperándote en frente
y con sumisa obsesión,
bajo la puerta de algún amor.
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