Recuerdo verla llegar cabizbaja,
una versión que ella nunca pidió ser;
recuerdo verla sobre su llanto y al pie
de todos sus más amargos recuerdos;
recuerdo verla luego sentada,
pensando y quién sabe en qué.
Lloraba, lloraba y lloraba,
susurró algo imposible de oír,
algo que solo ella y su interior
de pronto pudieron comprender;
de pronto dejó lo que fue.
Recuerdo verla doblando las piernas
intentando ponerse firme otra vez;
recuerdo verla allí, ella bebiendo con sed
sus lágrimas y toda su tristeza
cada vez más inexistentes en
tan imponente mujer.
Lloraba, lloraba y lloraba,
susurró algo imposible de oír,
algo que solo ella y su interior
de pronto pudieron comprender;
de pronto dejó lo que fue.
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