Fuiste frecuente,
mala hierba doliente;
fuiste, de todos…
el error más gigante,
la piedra más necia
para cualquier caminante.
Fuiste tragedia,
siempre todos los días;
tú, quien me puso…
en constante peligro;
quien le arrebató
a nuestra vida, su brillo.
Ya todo acabó,
y es claro el final,
perdono y no olvido,
no te vuelvo a amar.
Tú no contabas, no,
con mi despertar.
He roto cadenas,
grité: ¡libertad!
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