Puse todo,
desde mis uñas y
cada parte ínfima de mi pellejo;
puse todo en vano,
ahora me queda tan claro;
no supiste corresponder,
me tomaste por alguien
nacido apenas ayer.
El amor, sin dudas,
no había pasado ni así,
como cuando di todo mí,
tan cerca de ti.
No debí caminar
sin medir ni mirar más allá,
sabiendo que, tú, me llevabas
directo a un inescalable abismo;
al cielo decías,
pero nada era tan falso,
tan solo destilabas cinismo.
Me diste
promesas que luego
dolían al ser incumplidas;
mi corazón te seguía,
como niño tras dulces,
ignorando el daño que cunde
al esperar contigo una vida.
~ ° ~
Deja un comentario