Ya yo
te di con creces todo de mí;
ya ves,
los sentimientos del corazón aposté
por el sueño absurdo de querer ser feliz,
querer compartir alguna vez junto a ti.
Promesas servías, de ellas tanto tragué,
en noches de insomnio y el más frío café;
ciento de horas en vano, contigo viví,
el sueño ha muerto, cansado ya me rendí.
Te digo…
Yo, ya yo no lloro por ti, ya no;
si tú ves que lloro así,
si tú ves que sigo aquí.
Yo, ya yo no lloro por ti, ya no;
si tú ves que lloro así,
lloro cuan tonto yo fui.
Unas de sal y otras de azúcar,
lágrimas salen de mí;
dulce y amargo, por ti.
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