Aún no consigo olvidar tu poesía,
y entre ella, el amor que tú siempre decías;
aún yo recuerdo tus falsas historias,
tu vil confesión en lo alto de una noria.
No te atreviste ni fue a causa del miedo,
y ya quisieras, tú, compararte a un perro;
ser fiel no ha ido contigo, tantas amantes,
y ya no he vuelto a ser, esa que era yo antes.
Tú me dejaste el dolor y el sinsabor,
te olvidaste de los sueños que construimos;
se partió mi alma en dos, sin una razón,
murió la ilusión, lo que tanto quisimos.
Yo era la necia que a ciegas te amaba,
la tonta que día y noche esperaba;
yo era la necia oculta al resto del mundo,
la tonta que negaste haciendo lo tuyo.
Hoy, yo sin ti ya me encuentro mejor,
hoy soy alguien de increíble valor
que, al fin, primero piensa en sí.
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