Fue complicado para aceptar
el asimilar
no ver tus ojos más;
fueron tan duros los días
cuando al fin yo ya entendía
que no volverías.
Me llovía, dentro, en el corazón,
puras lágrimas brotaban de mí
cada vez que uno a uno nuestros recuerdos
desfilaban invocándote a ti.
Me llovía, dentro, en el corazón,
todo no era más que un ir y venir
de dolor al sentir lo que tu ausencia
significaba desde ahora aquí.
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