Piel de cordero

Ya me habían advertido:
cuidado que hace daño;
ya me habían dicho:
tarde o temprano se irá
así como ha llegado,
pasará en medio de tu vida
y como todo aquel huracán
destruirá todo a su paso.

Quise intentarlo,
pero pudo más el miedo,
el miedo de encontrarme
(más de) un par de corazones rotos
ocultos dentro del ropero.

Dime, ¿por qué debería amarte?
¿por qué me envenenaría tratando de quererte?
Acepto que me gustas demasiado,
y eso, porque soy un caballero.

A pesar de ello,
a pesar de que por fuera tú pareces ángel,
nadie, pero nadie me cambia la idea
que por dentro eres
un demonio con piel de cordero.

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