Por entre la herida

Ni en mi peor pesadilla
lo hubiese visto venir,
yo, así,
es increíble
cómo le cambia a uno,
de un día a otro, todo,
toda, todita la vida.

Cual barco colisionado
las caricias y los besos,
todo eso,
que me dejabas
muy cerca al oído:
se fueron marchando
luego del último tiro.

Le fue entrando distancia y peros,
y aún más, por entre la herida,
al amor le amputaron las alas;
le removieron, así, sueños,
murió mientras apenas iba,
con fe, por un chaleco antibalas.

«Traición» se distinguía al fin,
apenas con claridad,
en restos del proyectil.

Deja un comentario

Descubre más desde Piereh Antoni

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo