Que siempre me ignoras

La espera me comenzó a lastimar, y
el tanto rezar ya pasó a cansar;
va ganando por amplia mayoría
el consejo de ya darte el adiós,
no soy Superman y el dolor bastó.

Nada y, solo grandes lágrimas son
lo que a mí el destino me deparó;
a diferencia del resto, esto y no más,
es lo que me quedó luego de dar,
por mi necedad, tantísimo amor.

Tú, que siempre me ignoras,
yo, en mi interior sin una respuesta;
yo, haciendo de tripas corazón, y
el tren que por nosotros no llega.

Tú, que siempre me ignoras,
yo, siempre en la banca y olvidado;
yo, aguardando que luego de tanto
por mí un día tú al fin sientas algo.

+4

Compártelo en

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Piereh Antoni

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo