Las promesas fluían de tu boca
como cualquier otra mala palabra,
salían de ti valiendo nada,
tantas mentiras que me daban la hora.
Pasé de querer creer
que caerías en cuenta de todo tu error,
pasé a esperar que se muriera
la ilusión de tocarte el corazón.
Y así fue como llegó
en un día cualquiera, el día
donde ya no importaba lo que decías,
un día para el cual ya me preparaba.
Se fueron,
dando un respiro más,
las últimas muestras de amor,
las últimas migajas
que tenías aún para mí,
que con gran pesar me dabas.
Se fueron
como una cometa sin cable a tierra,
con tus manos cruzadas;
se fue todo el amor
cansado de tanta mierda.
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