Llegó
cual golpe de lluvia,
sin avisar
este final.
Llegó y
sé que no volverá,
que ya nada
sería igual.
Tonto yo me veía,
los días que
a ese trágico instante,
tarde o temprano
seguían.
Mientras me preguntaba
la hora exacta de
defunción de este amor,
en el fondo guardaba
una falsa ilusión,
un sueño para el olvido,
algo más de esperanza.
Dentro con ingenuidad me decía:
«Capaz aún quiera bailar,
capaz quiera hacerlo conmigo».
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