Ya he dado muchas veces
las manos, confiado,
las di y a penas al rato
volvieron mordidas.
De nuevo no tuve acierto
pensando que,
sin salirme yo de la vía,
después de seguir
las cosas serían distintas.
Me equivoqué en la vida
arrojando los huesos
a quien al poco tiempo
se iba, se iba, se iba.
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