Ni una lágrima más

Pude llenar mares y lagos
con alguno que otro mal rato,
no había consuelo.

Era mi compañera,
una almohada llena de agua;
en cada noche lloraba
y de fondo escondida tu ausencia.

Mientras oía burlona tu voz,
veía al lado y no estabas,
nunca fue novedad.

Se hizo tarde ya
y esta vez ya tú no podrás,
me enseñaste a dejar
de lado el corazón,
no perderé la razón,
ni una lágrima más.

Me enseñaste a querer
sin amor demostrar,
no habrá ninguna más,
ya no deseo sufrir
como lo hice por ti,
ni una lágrima más.

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Descubre más desde Piereh Antoni

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo