Me alimentaste de ti, y
no supe que
sería por tan poco tiempo;
hoy te vas, e ignorando
dejas atrás lo que yo ofrecí, y
tanto de mí en lo más incierto;
tú, gran corazón de hielo.
Te entregaste a otros brazos, tal parece,
le cediste tus derechos a otra alma,
se apropió de ti uno que carece,
uno que no tiene amor ni nada.
Cariño, ay, cariño,
me dejaste durmiendo en el lodo,
me lanzaste, y sin paracaídas,
tú, hacia algo sin fondo.
Cariño, ay, cariño,
¿y ahora cómo? Dime, ¿cómo?
¿cómo diantres yo te olvido?
ay, cariño, ay, cariño.
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